A dos días del primer derbi de la campaña, Josep Señé compartía este viernes que, para ellos, esta ha sido "una semana normal". Aunque con matices, ya que son plenamente conscientes de que lo que está en juego es mucho más que esos deseados tres puntos. "Evidentemente sabemos el incentivo que es jugar contra el Dépor no sólo para nosotros, también para el club, la afición y la ciudad", declaraba.
Saben también que la expedición racinguista que les acompañará será poco abultada —el club deportivista cedía 210 asientos para la afición verde— pero afirmaba que marcharán al feudo vecino con la seguridad de que no van a estar solos. "Notaremos el calor de esa gente, pero sí que tenemos que estar preparados porque me imagino que desde el inicio el Dépor saldrá a apretar muchísimo", reconocía el jugador". "Nosotros tendremos que superar sobre todo esos primeros 20, 25 minutos que normalmente los equipos cuando juegan en casa suelen apretar para que el rival se eche un poquito atrás" continuaba, convencido de que tendrán "mucho ganado" si logran sobrellevar desde el principio el ambiente "hostil, por así decirlo" que les rodeará en el campo.
El catalán recordaba además que allá por la temporada 17/18, tuvo oportunidad de visitar Riazor con el Celta, si bien no llegó a debutar allí sobre el césped. "Es un estadio en el que es bonito jugar, con buen ambiente, la rivalidad que existe entre los dos clubes pues también le dan ese picante", decía.
Esta primera vuelta ha comenzado para Señé de forma similar al año pasado: por lo de pronto, el futbolista es fijo en el once inicial y ha jugado durante buena parte de los encuentros disputados hasta ahora. Afirma sentirse bien, tanto "físicamente como en el campo", aunque consciente de que los resultados, "no están acompañando". Y es que subraya que sigue en marcha el proceso de adaptación en el seno del equipo, "trabajando para que se genere ese bloque, no solo de grupo, sino de equipo sólido y que esperamos ver en las próximas jornadas", explicó el jugador ante los medios.
Como centrales veteranos, él y Manzanara se han encontrado prácticamente en el epicentro de esos cambios, interiorizando el 4-3-3 que su entrenador les ha propuesto esta temporada, con Luis Perea haciéndoles compañía en el ecuador del campo. "En este caso estamos jugando tres por dentro sin un media punta como hacíamos el año pasado", relataba el catalán, consciente de que "nos falta un poco pisar más área y generar más peligro", una consecuencia del nuevo esquema.
Para él, esos cambios pasan concretamente por mutar los automatismos desarrollados a la hora de recibir. "Al final el año pasado tenía a un jugador siempre por delante, Iker habitualmente, y yo sabía que al recibir el balón siempre tenía ese paso seguro con él", acción que ahora deberá replicar con los extremos y el delantero. "Es adaptarnos al sistema que use el míster para dar nuestra mejor versión", concluía.
Abordaba a su vez la "seguridad aérea" de la que goza el equipo este año, novedad tanto ofensiva como defensiva, así como las virtudes del balón parado, "es algo que decide los partidos, tanto en segunda como en primera, en todas la categorías, porque se igualan las fuerzas. Un equipo igual es muy superior dentro del partido, pero en una acción a balón parado se decide todo por ese mínimo detalle". A ellos les funcionó bien contra el Málaga y no llegó a ser del todo provechoso la semana pasada frente al Granada; pero ha sido un calvario para los rivales que les aguardan ahora, ya que así se generaron todos los goles que ha encajado el Dépor en lo que lleva de liga, y tal y como señalaba el jugador, será para ellos el camino a seguir este domingo.