Un trabajo “de mujeres”: la elaboración de prendas para la antigua Garfesa

Un trabajo “de mujeres”: la elaboración de prendas para la antigua Garfesa
La empresa tenía su sede en el concello de Fene, donde las empleadas recogían y entregaban el material | cedida

En una época en la que el teletrabajo se impone y cada vez se intenta buscar el modo de que se pueda conciliar la vida familiar y la profesional, surgen trabajos que se pueden realizar desde casa colaborando con empresas o bien empleando nuevas tecnologías que no precisan de un espacio físico concreto para su realización.


Pero trabajar desde casa no es nada nuevo y ya en los años setenta, decenas de mujeres –porque el sector de la confección era netamente femenino– trabajaban desde sus hogares para la firma Garfesa de Fene.
Con los hermanos Juan y Gonzalo al frente, la empresa revolucionó el sector de la época, ya que cantidad de mujeres de los municipios de Ferrolterra, Eume y Ortegal confeccionaban chaquetas, jerseys y otras prendas de punto para esta industria que tenía su sede física en el cruce de Fene.


Las máquinas de calcetar se convirtieron así en el top ten de las ventas de aparatos domésticos. Pero no era preciso poseer uno de estos aparatos para trabajar en Garfesa. Así, las que las tenían trabajaban en la confección.Recogían en la fábrica los conos de lana de los colores precisos así como las instrucciones del número de prendas, tonos y tallas que debían confeccionar y se les ponía una fecha para la entrega del resultado. De este modo, la organización del trabajo en cuanto a horarios o días que dedicaban a esta confección era fijado por la propia trabajadora, siempre y cuando se cumpliese con los plazos de la empresa.


Tras la entrega, la tarea era revisada y se les imponían las rectificaciones precisas en el caso de que alguna de las prendas no cumpliese con los preceptos establecidos.


Las trabajadoras que no disponían de la máquina de confección, se encargaban de otras tareas, como el remate de las mismas, el remalleo o la colocación de botones. En este caso también se comprobaban los trabajos tras haberles fijado previamente un día de entrega.


La cantidad de gente que trabajaba en este sector era evidente en aquellas jornadas en las que en las propias instalaciones fenesas se hacía entrega a las mujeres del material para llevar a casa o se recogían los pedidos. En fechas concretas se producían largas colas de espera.


En esos días, las mujeres solían agruparse para viajar a Fene para sus recogidas  entregas y así, teniendo en cuenta que la mayoría no disponía de un vehículo particular propio, cogían entre varias un taxi para sus desplazamientos.


Una vez entregadas las prendas y revisadas estar por empleadas como Consuelo o Mª Luz, eran admitidas en el caso de que el trabo fuese correcto. Era entonces cuando esas mujeres que trabajaban desde casa en el ámbito de la confección recibían su remuneración por prenda, teniendo que llevar a cabo un número determinado al mes, para conseguir así un salario que era muy bienvenido en los hogares de la comarca.  

Un trabajo “de mujeres”: la elaboración de prendas para la antigua Garfesa

Te puede interesar