Decenas de personas prepararon en la tarde de este jueves una sorpresa al que durante décadas ha sido el bibliotecario de Pontedeume, Alexandre Caínzos. Figura indispensable de la vida cultural de la localidad y de la comarca, cumplía discretamente su último día de trabajo antes de la jubilación cuando recibió de repente la visita de niños y mayores que, con aplausos y una gran pancarta en la que se leía "Grazas", quisieron acompañarlo en esta jornada y agradecerle su labor.

El legado de Caínzos abarca un amplio número de actividades que impulsó desde su puesto y que se extiende por ámbitos mucho más allá del propio funcionamiento de la biblioteca. Exposiciones de arte, concursos literarios, revistas de investigación, premios y una intensa acción cultural y de apoyo a la creación local, en especial a los jóvenes, forman parte de un trabajo ingente que compaginó con la dirección de una biblioteca con las puertas siempre abiertas y por la que han pasado varias generaciones de eumeses.