Sucede que el sol y los calores no entienden de calendarios. Año sí y año también, asistimos preocupados al primer susto de la temporada playera mucho antes de que los socorristas se hagan con la vigilancia de los arenales allá donde disfruten de dicho recurso, que no es en todas partes. El viernes, tres chavales se vieron en apuros en Doniños cuando practicaban surf. Por fortuna, no estaban solos y recibieron la ayuda necesaria para alcanzar unas rocas. Como quiera que es imposible vigilar cada palmo de costa cada día del año, lo único que queda es apelar a la prudencia.