Entre esta pasada noche y hoy no más tarde del mediodía estaba previsto que la central térmica de As Pontes quemase su último kilo de carbón. Es un modelo energético caduco y que —por el bien de todos— debe ir dando paso a otras alternativas. Y así se hará. La compañía acomete este paso como uno más en un largo proceso al que aún le quedan unos años y mucho trabajo que hacer. Está todo planificado para que las tareas pendientes las sigan haciendo los propios trabajadores, si bien es cierto que los más veteranos disfrutarán de su merecida jubilación. Pero serán pocos los que logren reprimir una lágrima. Es natural.