A su padre, que era el secretario municipal del Ayuntamiento coruñés, lo fusilaron en 1936 en el Campo da Rata. Él era un niño. Su familia se tuvo que exiliar. Volvió como futbolista y como entrenador y tuvo reconocimiento. Ahora el círculo se cierra con la exposición de sus cuadros en el lugar en el que su padre trabajaba en 1936. Hablamos, claro, de Cheché Martín.