Un prórroga de dos días

Un prórroga de dos días

Abandonen el desasosiego por el calendario de propósitos de Año Nuevo que ya han incumplido. Dejen de mirar con recelo ese turrón que aún se atreve a tentarles pese a que las fiestas han terminado de forma oficial. Suelten los adornos de Navidad a medio recoger. Les vamos a dar una alegría: este fin de semana no cuenta. Porque ya se sabe que los sábados y los domingos están para descansar de las obligaciones y, en este caso, son una prórroga navideña. Acaben con los dulces sin remordimientos, dejen la ropa de deporte en el armario un día más, no se asomen a la lista de tareas autoimpuestas para el inicio del año. Disfruten, en definitiva, de la jornada extra de relajación que les queda por delante, que todavía sabe a celebraciones. Hagan una transición suave a la vuelta a la actividad, a la rutina, a los horarios, a las prisas, al intento de vida (más o menos) sana y a la cuesta de enero. Mañana será otro día. 

Un prórroga de dos días

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