hasta Europa está escandalizada con lo que viene ocurriendo en el seno del Consejo General del Poder Judicial, órgano que en teoría debería de ser independiente y por el que en estos últimos tiempos hay auténticos navajazos en la política española para llegar a poder controlarlo. Los jueces tienen la diana puesta en su toga por culpa del deterioro de la clase política, que era imaginable hace apenas unos pocos años. Pero desde los últimos cinco, la situación comienza a ser insoportable por culpa de ambiciones tan personales como la del actual presidente del Gobierno, incapaz de alcanzar un acuerdo con el principal grupo político de la oposición. Ambos tienen la responsabilidad de salvaguardar la independencia judicial. El colgarles etiquetas es un desprestigio y eso deberían afrontarlo como algo muy urgente. Hay jueces que se ‘borran’ de esta lucha sin sentido y están hartos de los ataques desde los partidos a las instituciones judiciales. La Unión Europea acabará interviniendo: