Es esta época de vídeos de TikTok, mensajes comprimidos en 280 caracteres y público que apenas logra mantener la atención durante medio minuto, que el presidente del Gobierno se empeñe en escribirle cartas a la ciudadanía es un intento de lo más loable por recuperar el género epistolar. Quizá al hombre le queda un buen recuerdo de esa práctica infantil –de cuando no había teléfonos móviles– de escribirse con los amigos que hacías durante las vacaciones de verano. O quizá tiene la ilusión de que sus epístolas acaben expuestas en vitrinas de museo, entre un poema de Bécquer y una copia de ‘Don Juan Tenorio’, como máximos ejemplos del Romanticismo patrio. Otra motivación no se entiende.