Más de un mes llevaban los coruñeses manteniendo sus buenos hábitos de reciclaje a pesar de la huelga de recogida de basura, pero el esfuerzo era en vano: las montañas de desperdicios pudriéndose en la calle impiden que en la recogida (al fin) se separen los restos orgánicos de los plásticos o el cartón. Disculpas al planeta, que conste que lo hemos intentado.