CUANDO se apagan los ecos de la solidaridad es cuando realmente se valoran los apoyos y los alientos. Ahora estamos en uno de esos momentos difíciles para quienes –como el Banco de Alimentos Rías Altas– viven consagrados al servicio de quienes peor lo pasan. Toca administrar la generosidad para que dure. Por eso, visitas como la de ayer de la delegada de la Xunta en Ferrol, Marina Aneiros, es un gesto que todos debemos agradecer. Ojalá un día no hiciesen falta entidades como el Banco de Alimentos, la Asociación Contra el Cáncer, la Cocina Económica... Pero mientras haya alguien pasándolo mal, hurra por ellos.