como las películas del género slasher –esas en las que el asesino enmascarado siempre mata primero a la rubia gritona–, en la historia de los Franco con Meirás cada cierto tiempo surge una secuela. Una vuelta de tuerca que hace que volvamos a meternos de lleno en el conflicto. El argumento de este nuevo capítulo de la saga es la decisión de un juzgado coruñés de permitir a los herederos del dictador sacar bienes del pazo de Meirás. El Estado se ha dado prisa en solicitar medidas cautelares que anulen provisionalmente el fallo judicial, que también ha recurrido, por supuesto –mejor por exceso que por defecto–, pero conociendo las maniobras de este clan familiar, no sería de extrañar que con nocturnidad y alevosía salgan del pazo camiones de mudanzas cargados hasta los topes con todo tipo de tesoros de nuestro patrimonio. Y una vez cometido el expolio, como para ponernos a buscar los bienes ‘desaparecidos’. Los afectados descendientes del caudillo solo tienen que poner cara de ‘yo no fui’ y lamentarse amargamente por la pérdida inexplicable. Continuará...