Mucho se ha escrito, hablado y oído sobre aquella decisión de convocar las elecciones generales en pleno mes de julio. Ya pasó, como ya pasó también la transición en los concellos, que cuentan con la no poca ventaja de tener que constituirse sí o sí, sin que haya riesgo de repetición. Es, pues, tiempo de lamentos en aquellas corporaciones que cambiaron de color y que rebuscan en las telarañas de sus cajas de caudales. Un ejemplo: Ortigueira encargó una auditoría. El resultado mete miedo. 2.800 euros en la cuenta corriente y 1.973.000 euros de deuda. Si no es bancarrota, se le parece.