Hay que decirlo alto y claro. En este país cada vez que una empresa o empresario presenta un proyecto a una administración pública para poner en marcha un negocio se convierte en un calvario. Informes, detalles técnicos, permisos, etc. Muchas firmas extranjeras acaban marchando con sus proyectos a otros países donde los trámites son mucho más sencillos. Da la impresión de que en España la cosa es diferente porque desgraciadamente nuestro país tiene fama en Europa de ser un pelín sospechoso de corrupción. Ya ven lo que está pasando ahora con el ‘caso Koldo’. Es la erótica del poder, que nunca es suficiente lo que cobran y los privilegios que tienen. Por eso se pone en duda el nivel político actual. Tal cual.