Hay que tener ganas de meterse en profundidades

Hay que tener ganas de meterse en profundidades
Operativo de búsqueda del titán | aec

El 30 de enero de 1945 el trasatlántico Wilhelm Gustloff fue torpedeado por un submarino soviético y se hundió con 9.343 personas a bordo,​ lo que supuso la mayor tragedia marítima de la historia. Por su parte, el Titanic se llevó por delante la vida de 1.496. La cultura sajona, como la dueña del mundo, se ha apropiado también de patrimonio del dolor. Han sido miles los naufragios que se han llevado al fondo del mar a miles de personas, pero el crucero británico es el que se ha quedado con la fama. Los misterios y cosas de otra dimensión han llevado a que millonarios ociosos se lancen al fondo del mar a ver los restos del famoso trasatlántico. Es que hay gente para todo, aunque te vaya la vida en ello. Tal vez las autoridades gallegas o la iniciativa privada se anime a crear rutas turísticas de naufragios por la costa gallega, con almuerzo incluido en buque de fondo de cristal, y que muestren a los visitantes que frente a Fisterra un galeón​ echó a pique a una escuadra inglesa.

Hay que tener ganas de meterse en profundidades

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