Más de un 14% de los ciudadanos encuestados admitió no disponer de unas condiciones adecuadas de confort térmico en invierno. Si se extrapolan, estos niveles suponen 1,6 millones de personas más respecto a 2020 –un 31% más– y el doble comparado con 2019, último ejercicio prepandemia, cuando el indicador se situó en el 7,6%. Esto es, que las familias continuaron y ampliaron su dinámica de restringir la calefacción “por miedo a la factura”. Dicen que ha sido el efecto Filomena, pues no queda otra que poner imágenes de Bali o de lugares tropicales, porque de Ucrania nos llegan fotos de nieve.