Será porque todos los gatos son pardos que los falsificadores de billetes eligen los locales de ocio nocturno para colar las imitaciones. Poca luz y mucha actividad. Pero lo mínimo es que la falsificación no parezca una broma. Que los billetes que suelta un tipo por Monte Alto estos días lleven la palabra ‘copy’ en un lateral debería contar como delito doble. Por vago.