Cuando empezó todo esto de la pandemia, allá por aquella época que ahora nos parece casi prehistórica de tanto como nos hemos empeñado en olvidarla, se decía que el bicho nos igualaba a todos, porque caíamos al margen de condiciones sociales, económicas, físicas o de cualquier tipo que se nos ocurriese. Y pese a todas las variantes, mutaciones y cambios que ha experimentado el virus en estos años, mantiene esa esencia de atacar indiscriminadamente. En dos días ha provocado la muerte de las personas de menos y más edad de todas las fallecidas en Galicia desde marzo de 2020. Una veinteañera y una centenaria. Extremos que se tocan en el peor de los escenarios. En uno menos malo, pero muy lejos de ser bueno, también los extremos se tocan en lo que a contagios se refiere. Da igual que seamos de los responsables o de los despreocupados, que hayamos pasado la enfermedad o que nunca diésemos positivo en un test.