Yolanda Díaz quiere sumar. Evidentemente, votos, que esa es la base de cualquier partido político con aspiraciones de ejercer un mínimo de influencia sobre lo que pasa en el país. Y también, ideas –de ahí lo de recorrerse pueblos y ciudades con los oídos alerta– y miembros para su equipo. Aunque, de momento, solo tiene una marca registrada y unos ‘compañeros’ podemitas un tanto molestos por el hecho de haberse enterado de la noticia al mismo tiempo que el resto de los mortales. Y porque cada vez tienen más sospechas de que el proyecto de la musa de la izquierda va a dejar temblando a más de una formación. Pero, como marca, Dividir queda feo.