crece la presión de la derecha contra la posible amnistía y el pacto en favor de Sánchez. Y crece la presión que Junts ejerce sobre el PSOE para terminar de cerrarlo. En un escenario en que unos y otros claman en favor de la convivencia, es curioso cómo ambos discursos siguen incendiándola. El de Sánchez, porque cuesta creer que esa medida supuestamente para resolver el conflicto catalán se hubiera tomado igualmente de no necesitar estos apoyos en la investidura. Y el de la derecha, porque al tiempo que apela a la convivencia, hace lo posible por elevar el tono hasta sus máximas consecuencias, por ejemplo, tildando las cesiones en materia económica de “corrupción”. Las formas y la dignidad de las instituciones deberían pesar, al igual que la responsabilidad del discurso.