Pedro Sánchez va a tener trabajo si quiere mantener una legislatura de cuatro años y Alberto Núñez Feijóo no va a tener descanso. Encabeza Feijóo la oposición más fuerte que nunca ha habido en España y no solo porque ha ganado las elecciones sino porque acumula una importantísima fuerza institucional, tanto en autonomías como en el propio Senado. Intentarán, si Sánchez es investido, cercarle por todos lados, pero no va a ser tarea fácil. Feijóo no va a gobernar pero lidera un partido con enorme fortaleza que a partir de ahora deberá irse un rato al cuarto de pensar para, en función de los acontecimientos, hacerse notar de manera que los millones de ciudadanos que le han votado se sientan protagonistas de la azarosa vida política que nos espera. La izquierda, en general, se siente satisfecha y sonriente y en más de una ocasión me pregunto a qué viene tanta alegría sabiendo como saben que el Gobierno que se forme será, desde luego, legítimo. Tan legítimo como cautivo de un hombre que se llama Carles Puigdemont.