Lo del bar de Mera ya no hace gracia, si es que alguna vez la tuvo. Podemos comprender cierta irritación producto de las exigencias desmedidas y la falta de respeto de determinados clientes con aires de superioridad. Pero de ahí a colocar un prohibido sobre la bandera de la Comunidad de Madrid media un abismo. Somos tierra hospitalaria. Si hay un lema que nos defina es aquel que se acuñó en los años 60: donde nadie es forastero. Sí, era relativo a la ciudad, pero se puede aplicar también a su área metropolitana.