Bravuconadas, las justas. Por ambas partes. Ante el revuelo que se organizó en Navantia por el rechazo masivo de los trabajadores tanto al Plan Industrial como al convenio colectivo, la postura de la empresa de no retomar las negociaciones hasta después de las elecciones podía sonar a pataleta. Y no está el horno para estos bollos. Así que el anuncio de que el presidente de Navantia va a recibir mañana a los representantes sindicales sirve para calmar los ánimos y, segundo, para mantener viva una esperanza de solución. La paz social es necesaria para que todos remen en un mismo sentido.