Hace unos días reflexionábamos sobre lo que decía Castelao de que “Os vellos non deben de namorarse”… de jovencitas, se entiende, y, mayormente, le dábamos la razón en todo. Ya sabemos que los “vellos” son como los chihuahuas, que se creen pitbulls y después pasa lo que pasa, que se los comen vivos. Las “vellas”, sin embargo, son más listas. Conscientes de que los mozos, en general, no se arriman a ellas por sus bonitas hechuras, les dan chance para utilizarlos de bastón y pasear tranquilas sin miedo a tropezones inesperados, pero de enamoramientos, nada. Se saben chihuahuas y se dejan mimar, qué caray. Es raro ver a lo que conocemos como un “tío bueno” con una chica digamos… tirando a fea o gorda. Lo que no es difícil es ver a mujeres estupendas con señores digamos… no tan estupendos, ni por físico ni por edad. Y conste que no hablamos de intereses espurios, sino de amores verdaderos. Va a ser que eso del instinto maternal es cierto… ¡y quieren tener un chihuahua para cuidarlo toda la vida!