Había que ver el buen ambiente que se respiraba ayer, desde primera hora, en la ferrolana calle de la Iglesia tras la apertura de dos de sus tramos, la desaparición de los dos semáforos provisionales que llevan un buen puñado de semanas trabajando y la proliferación de curiosos que se asomaban a curiosear. Los pocos comerciantes y hosteleros que han resistido se afanaban en limpiar sus fachadas y escaparates. Ahora, todos los esfuerzos están concentrados en acabar el lateral del Jofre antes de Navidad para que solo quede —ya para febrero— lo más cercano a Rubalcava. Ah, bueno, y San Francisco, pero eso...