Decir que nueve de cada diez alcaldes gallegos sueñan con los desbroces es quedarse corto. Cualquier regidor de cualquier concello gallego estará de acuerdo con esto. Alguno basa el secreto de su éxito electoral en tener el tractor de rozar las cunetas trabajando a destajo. En Ferrol, ciudad otrora departamental, hay una parte rural que sufre los mismos problemas. Rey Varela se ha encontrado con un problema heredado –otro– y ha buscado una solución por la vía de la urgencia. Es, dice, además más barata que la anterior. El problema es ver si tanta vía de agua le deja tiempo para otras cuestiones.