La extraña especie invasora “Dedos del diablo” se encuentra como en su casa en los bosques locales

La extraña especie  invasora “Dedos del diablo” se encuentra como en su casa en los bosques locales
ejemplar de “Dedo de diablo” avistado esta semana

Para los amantes de las especies raras, el hongo “Clathrus archeri” es, sin duda, una de esos ejemplares que uno confía encontrar en sus expediciones. Lo cierto es que su llamativo color rojo no pasa inadvertido y su aspecto puede llegar a hacer que más de uno se estremezca pues parece un ser más propio de una película de ciencia ficción, ya que su aspecto es muy particular, con forma de pulpo y color rojizo y que en ocasiones se presenta erguido sobre sus patas, como si de una araña de tratase.

A primera vista los ejemplares de esta seta, que se conoce comúnmente como “Dedos de diablo”, aunque también se la ha denominado como “seta calamar” o “estrella roja” –aunque bien podría llamarse también centolla, pues guarda gran parecido con esta araña de mar tan apreciada en gastronomía– llaman mucho la atención y pueden confundirse con una planta o hasta un ser vivo. La Clathurs Archeri, por el contrario, no es comestible, aunque hay quien dice que en su forma de huevo se puede ingerir, pero no es rica. Tiene un olor fétido, desagradable, como a carne putrefacta, algo muy bueno para atraer insectos que son los que ayudan a esparcir sus esporas y colonizar los bosques de la zona.

El micólogo José Luis Cuba Crespo sostiene que en caso de encontrar este tipo de seta, “que abunda por la comarca”, lo mejor es dejarla, no tocarla y no contribuir así a que sus esporas se desplacen. También considera que su presencia a “corto plazo no parece perniciosa, pero a largo plazo todavía no se sabe”.

Si llamativa es por su color y forma, igual de extraño es el huevo o carpóforo del que procede, de color blanco y rosáceo, presenta un aspecto viscoso cuando empieza a salir la seta. Se encuentra sobre todo en zonas húmedas, próximas a ríos y prados, de ahí que se haya adaptado muy bien a Galicia, donde cada año se cuentan más. 

La extraña especie invasora “Dedos del diablo” se encuentra como en su casa en los bosques locales

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