María Jesús Montero tiene ese punto de vecina del tercero que trabaja en el Ayuntamiento y te va a acelerar ese trámite del que tu sobrino lleva meses pendiente. Esa cosa de señora normal y corriente que lo mismo es ministra como podría regentar un bar de tapas o vender cosméticos. Y, claro, si dice en el congreso regional del PSOE andaluz “el lunes arreglo lo de la plusvalía, hombre, claro; lo llevo al Consejo de Ministros, dicho y hecho” te lo tienes que creer. Porque eso no lo dice la política que vende humo con grandilocuencia, muchas esdrújulas y mucho ‘implementar’ y mucha ‘sinergia’. Eso lo dice la que sabe lo que es el papeleo y entiende de levantar el teléfono y hablar con quien haga falta para que las cosas salgan. Lo que pasa es que a veces incluso las señoras normales que da la casualidad de que son ministras se dejan llevar por el entusiasmo. Y a lo mejor, solo a lo mejor, lo de la plusvalía no se arregla tan fácil. Que parece que hay que levantar muchos teléfonos y hacer mucho papeleo para dejar a todos contentos.