Lo estamos viendo cada semana en Barcelona, Sevilla, Zaragoza... Desalojos de cientos de personas en botellones. Como si en el último año y medio no hubiera pasado nada. Y el comentario suele ser el mismo, que cómo es la gente, que hay que ver las cosas que pasan por el mundo... Pero, en definitiva, que a nosotros nos queda lejos; en estas tierras somos gente de bien. O no tanto. Los vecinos de una de las zonas de ocio nocturno por excelencia de A Coruña denuncian que han vuelto a 2019. La única diferencia es que la fiesta en la calle que antes se prolongaba hasta prácticamente la mañana siguiente ahora se termina a las tres, cuando cierran los locales. Tienen incluso imágenes de las patrullas policiales abriéndose paso con el coche entre la marea humana, al estilo Moisés, y cómo la aglomeración vuelve a formarse tan pronto como dejan de verse las luces del vehículo. Ellos vuelven a 2019 y otros, al mismo mensaje que se repite desde marzo de 2020: que cada cual haga con su tiempo y con su cuerpo lo que quiera, pero que se ocupe de no hacer enfermar a los demás.