Sánchez: “España lo ha hecho bien” (¿Lo ha hecho bien?)

Salió este viernes, finalmente, Pedro Sánchez a explicar a los medios cómo ha ido la evacuación por España de refugiados afganos. Ha querido esperar al último vuelo que sacaba de Afganistán a los que aún escapaban de lo que será sin duda un régimen de terror para hacer un balance bastante triunfalista. Porque, como no podía ser de otro modo, el presidente sacó pecho, orgulloso: “España lo ha hecho bien”. Misión cumplida, sentenció. Y uno, como observador perplejo en muchos momentos, debe reconocer que, al menos, la operación, brillantemente levada a cabo por fuerzas armadas, policía y diplomáticos, ha sido eficaz. Pero ha faltado incorporar a ella todos los españoles: es una lástima que cada acontecimiento, trágico o gozoso, bien o mal ejecutado, sirva para partir un poco más las dos (o más) Españas.


Yo diría que, en general, la huida de Afganistán a Sánchez le ha salido bien. Mejor incluso que a Biden, respetadas sean las distancias. Contaba con la cooperación de un buen ministro de Exteriores y de una gran ministra de Defensa, comandante de unas Fuerzas Armadas que ocasionalmente pueden calificarse como ejemplares. Sánchez ha sabido aprovechar sinergias, ha tenido, como siempre, el soplo favorable de la diosa Fortuna –los últimos momentos de la evacuación podrían haber sido una auténtica tragedia para los rescatadores– y se ha podido rescatar a casi dos mil afganos potencial o realmente amenazados por el horror talibán.


Pero las preguntas de mis colegas, en el sentido de por qué no se ha tratado de consensuar este operativo con la oposición, no recibieron, a mi juicio, una respuesta ni suficiente ni convincente. Pienso que lo que sin duda es un éxito del Ejecutivo queda algo oscurecido por el hecho de no haber incorporado a los trabajos de la evacuación, al menos desde un prisma informativo, al principal partido de la oposición (ni a ningún otro, que yo sepa).


Cierto que algunos portavoces ‘populares’ se excedieron en unas críticas inoportunas, inconvenientes y quizá parcialmente injustas: no acaban de encontrar la modulación de su lenguaje. Cierto también que Sánchez esta teóricamente obligado a rendir cuentas ante el Parlamento, y sin duda lo hará, ahora que todo le ha salido bien. Pero no es menos verdad que la eficacia no está reñida con la democracia. Y democracia es, a mi juicio, contar con todos –sí eso incluye a Pablo Casado– en los grandes, más difíciles, momentos. Y rendir cuentas, en tiempo y forma, a los poderes fiscalizadores, por muy excesivos que tales poderes puedan parecer en su tarea de control.


Pedro Sánchez ha olvidado ambas cosas: puede que apruebe como rescatador, pero yo le suspendería como gobernante democrático.

Sánchez: “España lo ha hecho bien” (¿Lo ha hecho bien?)

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