Vaya, Merkel y Macron han vuelto a olvidar a Sánchez

Las crónicas de Bruselas, París y Berlín, de Roma y de Londres, nos hablan de conversaciones entre los mandatarios de esos países europeos y los comunitarios para tratar de coordinar un plan de ayuda –o sea, asilo– a los refugiados afganos que, no sin razón, temen por sus vidas tras la ocupación de todo el territorio por los yihadistas. Macron, Merkel, Draghi, Boris Johnson y Ursula von der Leyen ponen en marcha esa coordinación, pero no consta –al menos no hay noticias que lo contradigan– que entre los llamados haya estado Pedro Sánchez. Y no es el primero de estos ‘olvidos’ por parte de los ‘grandes’ europeos, entre los que, por peso económico y poblacional, debería estar siempre España.


Considero algo demagógicos los ataques al presidente del Gobierno español por no haber interrumpido sus vacaciones por causa de la enorme crisis de Afganistán, que ha hecho nacer un nuevo emirato islámico, que pronto va a contradecir las proclamas conciliadores de sus nuevos amos, en aquel desdichado país. Todo un hito (negativo) en el plano internacional, que debería preocupar mucho, y no solamente por el aluvión de refugiados, a un Occidente que se tranquilizaba creyendo que estaba cumpliendo una misión ‘democratizadora’ en el país más inestable y más pobre de Oriente Medio.


Sin necesidad de que Sánchez se marche de La Mareta se han instrumentado las primeras medidas de salvamento de los españoles allí radicados y de una pequeña parte de los ‘cooperantes’ afganos tanto de la embajada en Kabul como de los militares que allí permanecieron en misión internacional. Cierto es que las cosas podrían haberse hecho con mayor celeridad y seguramente mejor –hay que conocer mejor que yo el terreno para emitir un veredicto justo– y verdad es que el propio presidente, en aras de su imagen, podría haber aparecido para dar la impresión de que él coordinaba el operativo.


Pero no era mucho lo que podía hacer, creo... excepto ser él quien telefonease a Merkel, Macron y compañía para poner al servicio de los esfuerzos de la UE la experiencia acumulada durante décadas por un notable grupo de militares españoles que son, hablando en general, los únicos a los que escucho hablar del tema estos días con algo de propiedad y conocimientos.


Ignoro, porque, con la habitual falta de transparencia y reflejos, no nos lo cuentan, qué están haciendo en el plano político y estratégico los ministerios de Exteriores y Defensa, que se hallan en manos de los que considero dos buenos ministros. Pero sí sé que se está perdiendo una oportunidad, otra, de mostrar una imagen de España solidaria con los más desfavorecidos por la diosa Fortuna. No hemos visto ni movimientos parlamentarios, ni empresariales, ni de la sociedad civil en favor de una refugiados cuya desesperación ha podido verse, y fotografiarse, en el aeropuerto de Kabul.


España es un país que sigue sumido en el ombliguismo y que es capaz de manejos tan lamentables como la deportación forzosa de los menores a Marruecos. Cosa de la que tampoco, por cierto, se ha ocupado el sesteante Parlamento, que sí, ya sé que está de vacaciones. Como el presidente. ¿Y?

Vaya, Merkel y Macron han vuelto a olvidar a Sánchez

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