El problema de no tener una buena ley

El problema de no tener una buena ley
El hotel de los confinados | efe

Lo sucedido en Mallorca no es más que el reflejo del descontrol con el que hemos vivido la pandemia en este país. Jóvenes descontrolados viviendo como si no existiera el virus, conducidos por la Policía Municipal a macrobotellones, para tenerlos controlados, decían. Conciertos sin límite de aforo y fiestas legales a bordo de barcos donde el alcohol era el gran protagonista. El país entero contiene el aliento al ver cientos de contagiados (superaremos el millar) y varios miles de confinados. Y ahora es cuando las autoridades toman medidas como la de confinar de forma forzosa y bajo control policial a más de 200 personas que han sido contacto directo de alguno de los contagiados. El problema radica en que muchos son menores y no tienen autorización de sus padres para hacerlo y, como no nos preocupamos por dotarnos de una ley sanitaria que permita actuar en situaciones como esta, estamos ante un follón legal de dimensiones homéricas.

El problema de no tener una buena ley

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