Con el virus en relativa retirada y buena parte de la población vacunada, se acaban los argumentos para mantener el teletrabajo, que tantas facilidades ha supuesto para no pocos empleados. Y llega la inevitable duda de si tienen derecho a seguir cumpliendo con sus obligaciones laborales desde su hogar. Respuesta: no. Al menos, no como norma general. Solo si justifican razones médicas que recomienden evitar riesgos sanitarios relacionados con el trabajo presencial o si lo incluyen en un plan de conciliación. Toca volver a verse las caras –o las mascarillas– en la oficina.