De Colón a Alcorcón

En días anteriores nos hemos ocupado de dos hechos políticamente relevantes que ocurrirán este domingo: las primarias en el PSOE andaluz y el ‘cónclave’ de Unidas Podemos. Hoy tenemos que abordar el tercer acontecimiento que pesará sobre el Gobierno y hará que, tal vez, este lunes las cosas sean algo diferentes: la manifestación de la derecha en la plaza de Colón contra los indultos... y contra todo lo demás que hace y no hace Sánchez. Una manifestación en la que muchos no quieren salir en la foto, para evitar los negativos efluvios de aquella imagen, en la misma plaza madrileña, de febrero de 2019.


Claro que algunos de los que estaban en aquella foto, en la que Ciudadanos, PP y Vox aparecían juntos y con los mismos eslóganes, ya no están en la política, como Albert Rivera. Es mucho lo que ha cambiado en estos dos años y cuatro meses. Lo principal, que en la manifestación de este domingo figurará de manera destacada la gran ‘baronesa’ del Partido Popular, es decir, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con su tono flamígero. Y no estarán, en cambio, otros ‘barones’ clásicos, como el andaluz Juanma Moreno, el castellano-leonés Fernández Mañueco o el gallego Nuñez Feijóo. Y por allí no aparecerán, de seguro, ni Rajoy ni Soraya Sáenz de Santamaría, que son un pasado incómodo para los actuales ‘populares’. Y de María Dolores de Cospedal ya ni hablemos, desde luego.


Cualquier periodista, se sitúe ideológicamente donde se sitúe, puede detectar reticencias en el sector del PP --yo creo que encabezado por el propio Pablo Casado-- al que no le gusta aparecer en la televisión junto a Santiago Abascal, Rocío Monasterio o Iván Espinosa de los Monteros. Lo de Ciudadanos ya va careciendo de relevancia, al menos en Madrid, y nadie se ha parado a pensar en qué fila marchará Inés Arrimadas: es obvio que la formación naranja se encamina a pasos agigantados a ser devorada por un PP crecido por las encuestas simpatizantes, pero encogido porque sabe que, sin Vox, no habrá asalto a La Moncloa.


Para que no le abran flancos a su extrema derecha, Casado, que es un moderado, tiene que radicalizar su mensaje, y este domingo sin duda volverá a hacerlo cuando le entrevisten micrófonos de todos los colores en medio de la exaltación de las banderas y las pancartas. No puede tender una mano transversal a Sánchez ni siquiera en estos momentos de tremenda complicación para el país. Aunque la manifestación de Colón es un mensaje al independentismo catalán, más que a Pedro Sánchez, que no parece demasiado preocupado por la salida de acaso cientos de miles de personas a la calle para gritar en su contra.


Y el mensaje que va a llegar a Barcelona es: si, acompañado por Vox, gobierna un día el PP en España --y ese día llegará--, que se vayan preparando, porque ni indultos, ni mesas negociadoras, ni nada. Un mensaje, en suma, de confrontación, que algunos, en el propio PP, no están seguros de que sea ahora el que más conviene. Y que, en todo caso, echará a los secesionistas en brazos de Sánchez, el mal menor para una Generalitat que quiere mantener al mismo inquilino en La Moncloa la mayor cantidad de tiempo posible. Cataluña, de nuevo, factor de división entre las dos Españas.

De Colón a Alcorcón

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