De Colón a Alcorcón, pasando por Sevilla (1)

La emblemática –para algunos– plaza madrileña de Colón, la también madrileña ciudad de Alcorcón y Sevilla, en cuanto que capital de Andalucía, serán escenarios este domingo de un importante proceso de reflexión de los cuatro principales partidos políticos españoles.

Colón será donde la derecha, en cuanto que bloque de oposición, se congregará para clamar contra los indultos a los presos del procés; en Alcorcón se celebrará el congreso en el que Podemos se ‘refundará’ –más o menos– tras la salida de Pablo Iglesias. Y en Andalucía se celebrarán las elecciones primarias del socialismo. Tres hitos que van a dejar huella indudable en todas las formaciones: habrá, para todas ellas, un antes y un después de este 13-j. Y lo habrá también para todos nosotros: cada día se muestra más claramente que nada podrá ser ya como era antes.

Comenzaré hoy por referirme a las primarias del PSOE andaluz, en las que el alcalde sevillano Juan Espadas se mide por el liderazgo con la ex presidenta de esta Comunidad, Susana Díaz. Es algo mucho más profundo que un mero enfrentamiento regional y/o personal, o que un deseo de La Moncloa por deshacerse de una vez de la incómoda señora Díaz, tan enfrentada con Pedro Sánchez. Son las dos almas del PSOE las que, en el significativo terreno andaluz, se confrontan de nuevo. Indalecio Prieto y Largo Caballero, guerristas versus felipistas, renovadores contra veteranos.

Es, en el fondo, la dialéctica del PSOE ‘intelectual’ frente al que está más enraizado en lo que con lenguaje de Pablo Iglesias (Posse, naturalmente) podría llamarse ‘obrerismo’. Una constante en un partido creado hace 142 años, el más antiguo de España, que ha sobrevivido incluso a la guerra civil y a un exilio de muchos años poco activo políticamente: intelectuales versus gentes procedentes de la llamada clase trabajadora. Y es esta una dialéctica no exclusiva de los partidos socialdemócratas, sino extensible a toda la izquierda y, si bien se mira, incluso a todos los partidos, se sitúen donde fuere en el arco político.

A usted, querido lector, le toca encuadrar a Susana Díaz y a Espadas en uno u otro rincón del ring. Solo le diré que, en las primarias que Pedro Sánchez le ganó a Díaz, hace cuatro años, la victoria del primero se debió a que la presidenta andaluza representaba el poder del ‘aparato’, mientras que Sánchez se apoyó en sectores rurales de militantes veteranos, ajenos a las conspiraciones del poder. Ahora podría ocurrir exactamente a la inversa, porque Díaz representa a un sector de la militancia que pretende ser arrollado desde ese poder. Las cosas y los tiempos cambian, aunque todo indique que la victoria más probable sea esta vez la de Espadas, es decir, la de La Moncloa.

Nadie ha sabido explicarme el por qué de estas primarias del PSOE andaluz, que constituyen una convocatoria gratuita al enfrentamiento entre dos sectores del partido gobernantes: el de los ‘sanchistas’ y el de quienes no lo son. Lo que sí sé es que el domingo, gane quien gane estas primarias, el PSOE saldrá algo más cuarteado de la contienda. Y eso, claro, va a tener consecuencias en la larga marcha del socialismo hacia ¿dónde?

En días sucesivos iremos viendo los casos del PP y de Vox, tan indisociablemente unidos y desunidos, y el de Podemos, que también está ligado a los juegos de tronos en el PSOE. Porque lo que se está dando es una auténtica recolocación de las fuerzas partidarias en España, tan desprestigiadas y desacreditadas que ellas mismas han comprendido que han de empezar casi desde cero para recuperar algo de la credibilidad perdida.

De Colón a Alcorcón, pasando por Sevilla (1)

Te puede interesar