La sirenita de Copenhague es uno de los monumentos que más ha sufrido las iras humanas. La han decapitado tres veces, le han arrancado un brazo, la han volado con explosivos y la han pintado de varios colores, además de vestirla con camisetas de fútbol, velos o incluso una túnica del Ku Klux Klan. Lo último en su triste historia de vandalismo es aparecer con la pintada “racist fish”, es decir, “pez racista”. Y por más que han buscado, ni en el cuento ni en las biografías de Hans Christian Andersen y el magnate cervecero que donó la estatua a la ciudad en su día, han encontrado episodios racistas. Un sinsentido. FOTO: la sirenita | aec