más cercano a la mística que la mayoría de los mortales, pero humano al fin y al cabo, al papa Francisco también se le rebela el cuerpo de vez en cuando, en ocasiones, en el momento menos oportuno. Un ataque de ciática le ha hecho cambiar de año en peores condiciones de las que, seguro, le habría gustado y le ha impedido celebrar las vísperas del 31 de diciembre y la misa del 1 de enero. Ha tenido que ser el secretario de Estado vaticano el que lea las homilías que dejó escritas Jorge Bergoglio y, aunque las palabras sean suyas, no es lo mismo. Aquí lo de ser suplente se nota más. FOTO: el papa francisco | aec