Pues al final ha quedado un sainete de lo más entretenido. Más ridículo que cómico, eso sí. Y grotesco. Muy grotesco. Si el objetivo era que sacásemos algo en claro de todo este paripé organizado por Abascal, en lo que al panorama político se refiere, no es seguro que lo hayamos conseguido. Parece que, como con las elecciones, todos se creen ganadores. Al menos de cara a la galería. Del triunfo de Pedro Sánchez no hay duda alguna. La moción de censura con menor número de apoyos en democracia, únicamente los 52 de Vox. Que sabemos que no es tanto por mérito del presidente como por demérito del convocante, pero el resultado es el que es. Luego está la victoria de Pablo Casado, primero, por no sucumbir a la presión que le llegaba desde uno y otro flanco y después, porque todo apunta a que se ha hecho con el centro-derecha del país. Lo que no significa que Santiago Abascal no gane algo. Aunque solo sea el ahorrarse la terapia, porque con lo que soltó se ha debido de quedar a gusto. Los que menos ganamos somos nosotros, que, como mucho, confirmamos que da miedo las manos en las que estamos. FOTO: abascal, aplaudido por los suyos | EFE