MARTA Sánchez, coruñesa y madrileña al fifty-fifty, confiesa que tuvo una visión en Miami, menos mal que fue allí y no en Los Ángeles o en San Fransciso, donde eso ocurre después de haberse pasado mucho con los alucinógenos. El caso es que cuando estaba transida se le ocurrió escribir una letra para el himno nacional; cogió papel y boli, empezó a componer estrofas y el sábado estrenó el temazo en el teatro de la Zarzuela de Madrid, donde celebraba sus treinta años de carrera musical. Luces rojigualdas iluminaban el escenario, ella iba vestida de colorado... El patio de butacas enloqueció, como lo hizo la dotación de la fragata “Numancia” cuando, transformada en una Marilyn Monroe capetovetónica, fue a alegrarles la Nochebuena de 1990 cantándoles “Soldados del amor” para que disparasen tiros más certeros durante la guerra del Golfo. El revuelo continuó –aún continúa– en la redes sociales y ella sabe que va a ser difícil que la contraten para que actúe en las fiestas de la Mercé o que por ahora no volverá a cantar en la plaza de María Pita, pero demostró que a valor no le gana ni todo el Estado Mayor del Ejército. FOTO: la patriota marta sánchez | aec