ya estaba tardando Trump en provocar un buen conflicto bélico. No hay presidente de su perfil que tarde o temprano no quiera demostrar su poderío armamentístico, dando rienda suelta al prepotente que lleva dentro. El rival elegido, parece, ha sido Irán. Corea del Norte también tenía papeletas, pero para lucirse a gusto hay que buscar un contendiente que, a priori, no pueda hacer sombra. Aunque no hay que subestimar lo que quizá guarda en la recámara el ayatola. Como el líder estadounidense haya calculado mal igual acabamos en una guerra de la que nadie saldrá bien parado. FOTO: donald trump | aec