La devoción mareante por imponer la pena de la larga espera

La devoción mareante por imponer la pena de la larga espera

EL vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, es famoso por sus silencios; silencios proverbiales, para los de un lado, y silencios inquietantes, para los del otro. Pero silencios que, al fin y al cabo, demuestran que es un tipo que no se inmuta con facilidad. Claro que hasta ahora no se había visto en la necesidad de solicitar una licencia a la Marea, cosa que ya ha tenido que hacer para que Tabacos pueda abrir como edificio judicial. Va dado, sus silencios pueden transformarse en gritos, pues del asunto se encarga ahora Alberto Lema, edil de Empleo y Economía Social –dos materias que la aplastante lógica de la Marea, nasía pa’ganá, ha puesto al cuidado de un licenciado en Filología Inglesa–, cuya ineficacia ha premiado Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, encomendándole la tramitación de los permisos para agilizarla... Veremos si Rueda no tiene que recurrir a los relajantes musculares, porque si no... ¡Ah!, por cierto, también van dados los sintecho que quieran utilizar el albergue de Orillamar, pues el alcalde no quiso poner fecha a su apertura y se limitó a afirmar que se inaugurará de forma inminente, que traducido del mareante el koruño quiere decir “a ver si para el año que viene”. FOTO: ferreiro y lema | aig

La devoción mareante por imponer la pena de la larga espera

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