Lo bueno si breve... Rosalía Iglesias, la mujer de Bárcenas, echó una nochecita en Soto del Real, ciudad de vacaciones, y a casa. Eso sí, tuvo tiempo de un vis a vis con su marido. “Luis, sé fuerte”, le susurró ella; en esos momentos de intimidad todo son susurros. “La pasta está escondida en el asiento del taburete”, le contestó él. Una navaja, suiza, por supuesto, sirvió para destripar el asiento. Willy, el cantante engendrado por la pareja –avances de la genética, unos lo son de profesión y otros de tentación–, llevó los billetes al juzgado y su madre salió a la calle. Al menos nos libramos de que pidiese un euro a cada español para que su mami saliese de la cárcel. FOTO: rosalía iglesias | efe