el Pequeño Nicolás ha tenido la mala suerte de nacer en el lugar equivocado. De haber pasado su infancia en una pequeña localidad del estado de Connecticut ahora, como mínimo, tendría un best seller y un precontrato de venta de los derechos para la película sobre su vida. Pero él creció en un modesto piso madrileño y aunque llegó a codearse con algunos de los políticos y empresarios más influyentes del país y estuvo vinculado al CNI, protagonizando después la estafa más increíble que se conoce lo mejor que le puede pasar es volver a ser un chaval anónimo. Ya dicen los psiquiatras que le va a costar. FOTO: el pequeño nicolás | efe