EL desodorante en espray fue hace unos años un arma de destrucción masiva. Aquellas microgotas de aroma embriagador destrozaban la capa de ozono, aceleraban el cambio climático, favorecían la reproducción del eucalipto... El roll-on y el stick coparon el mercado y el aerosol desapareció. Ahora el nuevo demonio contaminante es el sándwich. Según unos investigadores de la Universidad de Mánchester, los que se comen los británicos a lo largo de un año –11.500 millones de emparedados– hacen tanto daño al medio ambiente como 8 millones de coches. ¡Donde esté un bocata de jamón! FOTO: unos sándwiches que dicen: “cómeme, cómeme” | aec