EL sismógrafo electoral de las municipales de 2015 registraba una línea recta en A Coruña desde el mismo momento de la pegada de carteles. Nada se alteró hasta que el podemismo militante se enfrentó a grandes dificultades para acceder a Palexco y conseguir un asiento idóneo para levitar con la contemplación de Pablo, antes Pablo Manuel, “Viva la Gente” Iglesias. Entonces la aguja empezó a marcar unos picos inmensos, aunque es verdad que la cosa tenía truco, pues por orden del macho alfa solo se había abierto una puerta para que se viese a moreas de personas guardando cola en el exterior. Ahora, cuatro años después, Iglesias ha borrado la ciudad de sus bolos electorales. No acudió ni con motivo de las generales ni acudirá con motivo de las municipales. Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, se pone de perfil ante la ausencia del que fue su coleguita: “Su presencia ni es necesaria ni deja de serlo”. Una respuesta muy axeitada para demostrar que é do país, pero que confirma que ya nada es como hace cuatro años. Ni los resultados del 26-M se parecerán a los del 2-J de 2015. FOTO: iglesias y ferreiro, cuando todo era bonito entre ellos | aec