LO de los mareantes con la basura es digno de un estudio científico. De la concejala coruñesa de Bienestar Vegetal, María García, biotopo pata negra, se sabía que sufre un desarreglo del comportamiento que es justo el contrario al síndrome de Diógenes. A ella no le gusta acumular lixo en su casa, sino que le encanta que esté espallado pola cidade adiante. Pero por Santiago la cosa no es muy diferente. Allí, bajo el imperio de otro coruñés, Martiño “2.0” Noriega, los residuos también se amontonan en la vía pública y los ciudadanos están que trinan. Además, ahora que llega el calor, y por Compostela cuando aprieta, aprieta de verdad, hay un hedor insoportable. El tan coruñés cheiro a Bens parece Chanel número 5 en comparación con ese embriagador aroma. Mucho tienen que aprender aún en la Marea del Sar; en A Coruña el asunto de la basura lo zanjó recientemente Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, afirmando que se trata de un mito. Que se lo pregunten a las ratas, que gracias al mito crecen y se multiplican como si su empeño fuese cumplir el mandato bíblico. FOTO: ferreiro y noriega demuestran su amistad | aec