anda Rajoy con la mosca detrás de la oreja tras enterarse de que la operación por la que Abertis podría pasar a manos italianas se fraguó en la embajada cerca de la Santa Sede y Moncloa no se enteró de nada. Desde luego eso no habría pasado cuando Franscico Vázquez ocupaba la plaza. Su lealtad esta por encima de colores o intereses económicos. Como también lo está la de su esposa, María del Carmen de la Iglesia, que acaba de recibir la Enconmienda de Número de la Orden de Isabel la Católica por su trabajo e implicación en la restauración de la sede diplomática. Un galardón más que merecido, a tenor de los resultados. FOTO: María del Carmen de la Iglesia | aec