QUE a uno le nombren hijo predilecto de su pueblo, le llena de orgullo; que a uno le reprueben en su pueblo, le contraría un montón. Al tierno herbicida Pablo Echenique –“yo soy muy del amor y esas cosas, pero la mala hierba hay que arrancarla”– no le ha ocurrido ni una cosa ni otra, pero casi. Nacido en Argentina, vive desde los 13 años –tiene ahora 39– en Zaragoza, cuyo Ayuntamiento aprobó su reprobación por tener sin contrato, sin dar de alta y pagando en negro a su asistente personal... es decir, que debe estar bastante contrariado, porque no ha sido en su pueblo, pero casi. FOTO: echenique, un tanto contrariado | aec