LA ola de frío dio fuerzas a la yihad del eucalipto; quizá no fue más que una coincidencia, aunque también hay quien asegura que los activistas soñaban con combatir las bajas temperaturas con una hoguera en la que ardiese el demoníaco árbol. El caso es que se ha celebrado un cumio galaico-portugués sobre los alcolitos en el que la conclusión ha sido que la sociedad debe actuar contra ellos. Así dicho suena un poco nazi, pero es lo que los agentes verdes –la mayor parte de ellos estudiaron gracias a los pinos de sus padres– acordaron. Anda que como se descubra que los subvenciona una fábrica de hachas. FOTO: una moribunda rama de eucalpito | aec