A Fernando Simón se le están acabando las vidas. Una la perdió cuando decidió adoptar una postura política frente a la científica. Otra, cuando en plena pandemia se fue de vacaciones y, la siguiente, cuando se convirtió en compañero de aventuras de Calleja. Más allá de sus aciertos y sus errores, su última metedura de pata, lo del chiste sobre las enfermeras infecciosas, además de machista, es que no tenía ninguna gracia. Así pues, parece claro que el día que deje el cargo que ocupa no podrá aspirar a ser fichado por el Club de la Comedia y dedicarse a los monólogos. FOTO: fernando simón | aec